Debate Presidencial 2: ¿QUIÉN GANÓ Y QUIÉN PERDIÓ?

Debate Presidencial 2: ¿QUIÉN GANÓ
Y QUIÉN PERDIÓ?

(Por el Lic. Diego Ramos, Politólogo)

LA SOCIEDAD DEBE GANAR SU PROPIO DEBATE INTERNO.  “¿Quién te parece
que perdió? – “yo creo que ganó fulano de tal y perdió aquel…” Después de un
debate presidencial, a la que la ciudadanía argentina cada vez más presta
atención, inmediatamente las preguntas sobre quién ganó y quién perdió
perduran y se intensifican en días posteriores. Cómo no hacerlo, si en el fondo
es el interrogante que cada elector, ciudadana/o se pregunta así mismo ¿con
quién ganaré, con quién perderé? La ilusión, en unos más y en otros menos,
pero ilusión al fin, está siempre intacta en el electorado a la hora de decidir su
voto.

Pasó el primer y el segundo debate con porcentajes altísimos de audiencia,
donde las estrategias comunicacionales de los equipos electorales
construyeron subjetividades, es decir que se intentó por todo los medios
construir “realidades verdades y falsedades” en el electorado en torno a
cada candidato. No es cierto que los debates no mueven el amperímetro,
sostener esta apreciación sería creer que el elector es un mero receptor.

La sociedad argentina cada vez más aceita los nuevos formatos
comunicacionales: simplificados, cortos y de impacto (Instagram, Twitter,
TikTok, YouTube, Facebook, etc.) y en esta dirección el debate presidencial
tuvo ese formato; ya no tienen lugar los extensos discursos clásicos,  por
esta razón, el candidato que logró en el debate comunicar ideas,
propuestas, sin fisuras, sin ira, ni chicanas, en ese breve tiempo, no desde
el simplismo (frases al boleo y sin sentido)  sino desde la simplicidad (breve
y claro) fue el que mejor recepción tuvo de la audiencia, sobre todo de
aquellos que tienen sus votos indefinidos, dubitativos o cambiante, sea por
el primer o segundo debate.

Un conjunto de elementos proveniente de un bombardeo de  información,
mala comunicación y falsa información, atravesaron a las subjetividades del
electorado: están en juego y es necesario seguir reconsiderándolas.
El error y la ilusión, fue la metodología utilizada por ciertos candidatos, que
se derrumbaron al pasar por el colador de ideas y propuestas políticas en el
debate presidencial: las “fake news”, las chicanas, los cotillones de campaña
que intentaron reemplazar a las ideas desde el error y la ilusión, se topan
con la sociedad argentina que comienza con mayor fuerza a demandar
claridad en las propuestas.

¿Podemos ilusionarnos desde el error? por supuesto que sí. El error y la
ilusión confunden muchas veces e imposibilita mirar con mayor claridad: el
mayor error sería subestimar el problema del error; la mayor ilusión sería
subestimar el problema de la ilusión.

El miedo, la ira, la tristeza, la bronca, emociones que juegan malas pasadas
en la vida diaria, son las que multiplican el riesgo del error, y si están
presentes en una porción del electorado, mucho más. Estas principales
emociones fueron cooptadas por algún “falso profeta” que intentó desde la
falacia (engaño o mentira) ilusionar desde el error.
¿Quién ganó y quién perdió el debate? no se trata tan solo responder desde
las emociones en alusión y exclusivamente en relación a los candidatos.
Necesitamos hacer el esfuerzo responsable de salir de Lo Político (espacio
irracional, disruptivo, emocional, de las falacias, sin ideas y proyectos
reales) que ciertos candidatos propusieron.

La sociedad reclama pegar el salto hacia La Política (espacio de la
racionalidad política, de las ideas, del respeto y de proyectos colectivos).
La sociedad argentina ganará su propio debate interno, en una siempre
democracia paradojal, y lo hará en estos 40 años de democracia
ininterrumpida desde la memoria de los derechos conquistados, de los que
faltan ampliar, nunca desde la anti política, siempre desde la política, desde
su sentido de ser pueblo, al que el modelo de “Estado presente”, con errores
y aciertos, siempre lo reconoció como tal en su defensa y dignidad.